jueves, 4 de diciembre de 2014

Cultura de paz en las escuelas


En el año 2000, la UNESCO declaró la década de la cultura de paz, y como suele suceder con este tipo de declaraciones a la comunidad mundial, se movilizaron miles de organizaciones para  hacer del tema, su tema. no deseo menospreciar la iniciativa de la UNESCO, importante y muy necesaria, tampoco la apropiación del tema por  muchas organizaciones públicas y privadas, lo que deseo llamar la atención, es como estas iniciativas, con el transcurrir del tiempo, suelen ir decreciendo en entusiasmo y motivación, y de pronto te encuentras con el tema en alguna reseña o en alguna conversación académica, pero más suenan como un buen recuerdo y como unos buenos tiempos en el trabajo de una cultura de paz.

Tuve la oportunidad de trabajar en ese tema, seguramente con igual  entusiasmo como muchos de los que están leyendo estas líneas. debo hacer hacer la salvedad, que la importante idea de trabajar una cultura de paz, surgió mucho antes que se declarara la Década de una Cultura de Paz por la UNESCO. la experiencia a la que hago referencia, surge en la Pontificia Universidad Católica del Perú y falta de una en dos iniciativas dentro de esta Casa de Estudios. Una de ellas liderada por el Padre Felipe Mac Gregor (peruano) y otra que surge en la facultad de Educación de la misma universidad, específicamente en el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE) como un proyecto apoyado inicialmente por la cooperación Italiana: "Educación y Cultura de Paz". tuve la oportunidad de trabajar durante 07 años en este último y que funcionó hasta el año 2004. La Década propuesta por la UNESCO solo nos alcanzo para cuatro años, pero ya habíamos adelantado una década antes de su pronunciamiento.

la tarea fundamental era  propiciar la construcción de una cultura de paz en las instituciones educativas del país, en todas aquellas que les interesara desarrollar una cultura  que desterrara la violencia en su sentido más amplio del término. lo que implicaba trabajar con escuelas de todas las modalidades, niveles o de gestión pública o privada, urbanas o rurales. entendiendo por cultura, formas y estilos de vida al interior del espacio educativo, entendida además como un proceso dinámico, activo, reflexivo, en donde el eje fundamental del quehacer educativo es la persona, y en donde además el instrumentos fundamental del docente es la ética.

A lo anterior, se agregaba, para consolidar la construcción de una cultura de paz, la propuesta de trabajo participativo y democrático del proyecto educativo institucional o de centro, enmarcado y orientado hacia una cultura de paz en la escuela.
Hoy es probable que pocos recuerden, que el origen de muchas conductas violentas en las instituciones educativas se deben al escaso trabajo para concebir una cultura de paz. Las expresiones de violencia de las que somos testigos día a día, pueden tener una posible explicación en la ausencia de acciones educativas sostenidas que permitan también un trabajo sostenido en la construcción de hábitos, formas de pensar, valores y actitudes orientados  a una convivencia pacífica.

El trabajo hacia la construcción de una cultura de paz, implica además de los aspectos conceptuales y prácticos del trabajo en aula, obliga a un trabajo sostenido de reflexión- acción con los docentes. Nos reuníamos por lo menos una vez por bimestre con las instituciones educativas en jornadas de reflexión, de estudio y de intercambio de experiencias, en donde los principios de la reflexión y del interaprendizaje eran los ejes de estas jornadas. Podemos contar con medios informáticos, medios de denuncia, teléfonos de ayuda, capacitaciones, pero mientras no se ingrese a la escuela y se comparta y trabaje con los docentes y con los estudiantes, creo, desde mi experiencia, poco podremos cambiar esta cultura que se caracteriza por la violencia y no precisamente por la paz. Termino diciendo que, el concepto de paz no es sinónimo de pasividad, todo lo contrario, para construir una cultura se requiere de un comportamiento activo y dinámico, reflexivo, cuestionante pero  propositivo para encontrar salidas y acuerdos en una convivencia en donde el sustento fundamental sea el respeto irrestricto por la persona. ¿Tú que opinas?







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