sábado, 9 de abril de 2022

Acerca del currículo...nuevamente en la reflexión

Imagen pertenece a Foro Educativo (2019)
Primera Parte

Tal vez sea importante empezar afirmando que el currículo es un instrumento importante, no el único, para operativizar los fines de la educación que están formulados en las políticas educativas del estado en el largo plazo (Proyecto Educativo Nacional ), los gobiernos tienen intenciones de mediano plazo (cinco años) el Estado debe tener mirada de largo plazo. Sin embargo, para muchos también tiene una finalidad en sí mismo, cuando es concebido como un instrumento que busca hegemonizar o dominar intencionalmente tendencias de pensamiento fundamentalistas de pensamiento intentando proteger una “verdad” de algunos como la única sobre los demás. También es importante mencionar que existen orientaciones educativas aceptadas internacionalmente por tener un carácter humano, es decir que van en sentido del cuidado de la humanidad, tales como: la importancia de la sostenibilidad y la protección del medio y sus recursos, o la formación democrática y ética de las personas, la inclusión educativa y el aprendizaje a lo largo de la vida, la justicia social. Así mismo, orientaciones curriculares en coherencias con el respeto a las convenciones y los acuerdos internacionales: Derechos Humanos, defensa de la democracia, principalmente.

Por ello resulta valioso señalar que el currículo debe ser en la práctica, realmente flexible, dinámico y buscar en todo momento la pertinencia de sus intenciones ante toda circunstancia población, territorio, cultura y ámbito de ejecución.

Desde lo señalado, el currículo debe ser pensado no solo desde el terreno de las intenciones (políticas, acuerdos, convenios) sino también desde la realidad y sus imperiosas necesidades. Así entonces el currículo debe cuidar un andar de largo plazo y otro de corto alcance, que le dé sentido de respuesta a la realidad, que le dé sentido de una necesaria utilidad para las poblaciones que experimentan los aprendizajes previstos en él.

Hoy a dos años del inicio de la pandemia nos preguntamos ¿De qué manera el currículo vigente permito a docentes y estudiantes, encontrar los espacios de aprendizaje para desarrollar respuestas ante la actual situación y sus diferentes momentos desde el inicio? ¿Técnicamente el currículo y sus normas y formas operativas, permitieron ser una respuesta real a las necesidades educativas y socioemocionales de estudiantes y docentes? No debemos concebir al currículo como un instrumento rígido de mera aplicación técnica. Hay que sentirlo y mirarlo como el gran orientador de la acción educativa pero no como el menú de ejecución. La ejecución tiene que ver mucho más con la realidad, con el real conocimiento de los estudiantes, de las condiciones y de las posibilidades en su ejecución.

jueves, 24 de marzo de 2022

Fundamentos de la convivencia en contexto de pandemia

https://www.paho.org/sites/default/files/styles/max_1500x1500/public/2021-05/covid-19-variants.jpg?itok=szJH1mCw

Hago un alto en el presente contexto de pandemia,  para reflexionar sobre algunas condiciones , que, desde mi perspectiva, son fundamentales para una entender la convivencia humana en los diversos contextos en los que nos desenvolvemos.

La pandemia ha puesto en evidencia qué tan preparados estamos como personas humanas, es decir, qué tanto de humanidad está presente en cada uno de nuestros actos.

Hemos sido testigos del lucro con el oxígeno, con las medicinas, con los servicios de atención de salud (clínicas), hemos presenciado la disputa sobre la comercialización de vacunas como una exigencia a la libertad de comercio de algunos sectores comerciales privados. En el inicio de la pandemia pudimos observar el acaparamiento de víveres y materiales de aseo y limpieza. La pandemia ha puesto en evidencia, la indiferencia ante la protección de la salud y de los demás, hemos desafiado todo, o casi todo,  omitiendo protocolos sanitarios, sobrepasando el aislamiento. Hemos engañado para poder hacer lo que estimamos conveniente, hemos agredido a quienes han querido respetar y no san solicitado respetar la salud y la integridad, y muchas situaciones similares. ¿Qué ha pasado con nosotros?

No obstante, también hemos apreciado la enorme generosidad, la ayuda, la colaboración, la solidaridad de muchas personas, ayudando y colaborando con las poblaciones más vulnerables, personas que respetan y cuidan la integridad y la vida, pero debo decirlo, en mi percepción, quizá son insuficientes y debemos ser más, muchos más. ¿Por qué estas personas si son así?

Con frecuencia se afirma acerca de la importancia de la familia y la educación, no cabe duda de la importancia de ambas instituciones, pero luego nos lleva discutir con quién empezar o en cuál colocar la mayor preocupación. La siguiente afirmación seguro será generadora de crítica, pero cada vez estoy mucho más convencido: debemos empezar por la educación, por una educación que eduque para la vida y en la vida. Para justificar mi afirmación, diré que a muchos, quizá la mayoría de los que hoy son madres, padres y cuidadores, pasaron (pasamos) por la escuela, pero la escuela que conocemos desde hace varias décadas, no se ocupa de la vida misma, sino de los conocimientos formales que han ocurrido y ocurren la vida. La vida, es mucho más que ello, y la vida trasciende las formalidades del saber científico, aunque éste trate de explicar todo. Una educación para la vida traspasa las puertas de la escuela, abre las puertas para que la vida entre y los estudiantes salgan a la vida.

Para entender la vida, la convivencia en los actuales contextos, me permito referirme a las ideas de Edgar Morín, y tomaré dos ideas que son centrales en esta necesidad urgente de educarnos para la vida, con un sentido humano, porque eso es lo que necesitamos hoy y desde siempre. Me refiero a la condición humana y la comprensión.[2]

La condición humana

Señala Morin (2016, pp.122-124) enseñar la condición humana no figura en los programas escolares y si se aborda será tangencialmente o está disperso en una diversidad de áreas curriculares, por mi parte señalo que llama la atención que lo humano no se aborda con profundidad por ejemplo en las artes o en la filosofía.  La principal preocupación del pensamiento siempre fue lo humano, lo humano en sus problemas propios de su ser y de su existencia, lo humano con relación a lo social o su mundo exterior. Para formar personas humanas, debemos aportar desde la educación, la identificación de lo humano en todo el quehacer y a lo largo de la historia desde la evidencia de su aparición en la tierra.

Si observamos los grandes desafíos que tenemos como parte de una sociedad, y que son reflejados al mismo tiempo en nuestras propias instituciones educativas, dan cuenta de la complejidad de la convivencia, los agravios, desconfianzas, violencia, intolerancia apuntan a una deshumanización y no a lo contrario. De allí, la importancia de encuadrar estas primeras nociones a comprender a profundidad que vivimos dentro de una diversidad, pero somos la misma especie humana, no podemos soslayar, no puede pensarse en una separación o discriminación entre nosotros mismos.

Dice Morin “el ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico. Y es esa unidad compleja de la naturaleza humana lo que se halla desintegrado en la enseñanza por asignaturas, de ahí que se haya hecho imposible a aprender lo que significa ser humano. Es preciso entonces restaurar dicha unidad, de tal manera que toda persona, esté donde esté, adquiera conocimientos y consciencia tanto de su identidad singular como de su identidad común con todos los seres humano” (2016, pp. 122-123)

 Cito nuevamente a Morin, años antes  a Morin, quien años antes en la obra "Sietes saberes necesarios para la educación del futuro" ya había afirmado acerca  de  la gran  importancia de lo humano para la educación, nos dice: “El humano es un ser plenamente biológico y cultural que lleva en sí esta unidualidad originaria. Es un super y un hiper viviente: ha desarrollado de manera sorprendente las potencialidades de la vida. Expresa de manera hipertrofiada las cualidades egocéntricas y altruistas del individuo, alcanza paroxismos de vida en el éxtasis y en la embriaguez, hierve de ardores orgiásticos y orgásmicos; es en esta hiper vitalidad que el homo sapiens es también homo demens.  El hombre es pues un ser plenamente biológico, pero si no dispusiera plenamente de la cultura sería un primate del más bajo rango. La cultura acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella comporta normas y principios de adquisición. (…) El hombre sólo se completa como ser plenamente humano por y en la cultura. No hay cultura sin cerebro humano (aparato biológico dotado de habilidades para actuar, percibir, saber, aprender), y no hay mente (mind), es decir capacidad de conciencia y pensamiento sin cultura. La mente humana es un surgimiento que nace y se afirma en la relación cerebro<->cultura. Una vez que la mente ha surgido, ella interviene en el funcionamiento cerebral con efecto retroactivo. Hay entonces una triada en bucle entre cerebro <-> mente <-> cultura, donde cada uno de los términos necesita a los otros. La mente es un surgimiento del cerebro que suscita la cultura, la cual no existiría sin el cerebro. (2000, pp.23,24)

 Alain Touraine (2014) señala en su obra ¿Podremos vivir juntos?, la necesidad de concebir una escuela para el sujeto, haciendo énfasis en la necesidad de pensar en sus necesidades y demandas, una escuela para la comunicación, interpreto, como la búsqueda del entendimiento a través del reconocimiento de nuestra validez como interlocutores, una escuela democratizadora, que no solo eduque en democracia, sino que gestiones democráticamente, lo que implica establecer espacio y canales de participación para toda la comunidad educativa. No sería adecuado hablar de convivencia y ciudadanía, si los moldes de nuestras instituciones discriminan bajo algún criterio.

 La comprensión

Morin recomienda que en las escuelas se enseñe, leo, se forme a las personas en la comprensión. ¿Cómo desarrollar la convivencia y la ciudadanía en nuestras instituciones educativas sin comprendernos? Para Morin “La comprensión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana. Ahora bien, la educación para la comprensión está ausente de nuestras enseñanzas. El planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos. Teniendo en cuenta la importancia de la educación para la comprensión en todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma de las mentalidades. Tal debe ser la tarea para la educación del futuro.  La comprensión mutua entre humanos, tanto próximos como extraños es en adelante vital para que las relaciones humanas salgan de su estado bárbaro de incomprensión. De allí, la necesidad de estudiar la incomprensión desde sus raíces, sus modalidades y sus efectos. Este estudio sería tanto más importante cuanto que se centraría, no sólo en los síntomas, sino en las causas de los racismos, las xenofobias y los desprecios. Constituiría, al mismo tiempo, una de las bases más seguras para la educación por la paz, a la cual estamos ligados por esencia y vocación. (Morin,2000)”

 Morin (2016, pp. 16-17) establece que existen dos comprensiones:  Intelectual y humana. La comprensión intelectual, es aquella que comprende el sentido de lo que dice el otro, comprensión de sus ideas, de su visión del mundo, y que advierte que siempre está amenazada por los “ruidos” existentes entre el emisor y el receptor. Vale decir, la existencia de prejuicios, ideas anticipadas, creencias, así como por la polisemia, además de los contextos. Y la otra es, la comprensión humana, dice que tiene una parte subjetiva irreductible, es medio y fin al mismo tiempo. Cito “Aquí hay que tener en cuenta la diferencia entre explicar y comprender. Explicar es considerar a una persona o aun grupo como un objeto y aplicarle todos los medios objetivos de conocimiento. La explicación puede bastar a veces para la comprensión intelectual u objetiva, pero siempre resulta insuficiente para la comprensión humana. Esta última requiere la identificación y la proyección de sujeto a sujeto” ejemplifica planteando la situación de un niño, al que ve llorando, dice Morin, lo comprenderé, no midiendo el grado de salinidad de sus lágrimas, sino recordando mis disgustos infantiles, identificándolo conmigo e identificándome con él. Cierra esta reflexión afirmando que “La comprensión humana, siempre intersubjetiva, exige abrirse al otro, empatía y simpatía” (Morin, 2016, p.65)

 Cierro estas reflexiones, proponiendo que trabajemos de manera sostenida estas dos dimensiones: reconocer y valorar la condición humana y desarrollar nuestra comprensión racional y nuestra comprensión profunda del otro. Quizá si se convierten en firmes propósitos educativos, podamos mejorar las condiciones sociales y emocionales en que esta pandemia nos ha colocado.

 Referencias bibliográficas

Morin, Edgar (2016) Enseñar a vivir. Manifiesto para cambiar la educación. España: Paidós

Touraine. Alain (2014) ¿Podremos vivir juntos? 2da ed. México: Fondo de cultura económica.



[1] Máster en Democracias y Educación en valores. Licenciado en Psicología. Docente en la Facultad de Educación de la PUCP y de la Universidad Antonio Ruíz de Montoya.  curibe@pucp.edu.pe

[2] Desde mi puesto de vista e intención del presente artículo, ponto atención a ambas. Las ideas son referidas a la publicación de Morin realizada en el año2016 y que se titula “Enseñar a vivir”, obra que todo educador debe leer.,

jueves, 9 de mayo de 2019

Eje de la gestión educativa: el valor de la persona humana


     De la sociedad al sujeto – del sujeto a la sociedad
  •   La cuestión de atribuir valor de la persona como tema, ha sido abordada desde la perspectiva social, considerando que ella tiene valor, de acuerdo al valor que la sociedad le otorga, vale decir, por tanto, que ese valor es producto de una construcción cultural, social. Desde otra perspectiva, se considera que la persona tiene valor en sí misma, la que se alza sobre las cuestiones sociales y culturales. Desde mi perspectiva, asumimos que la persona es valiosa en sí misma, tiene un valor propio, desde su existencia. No obstante, debemos admitir la influencia que tiene la sociedad sobre la persona y sobre el reconocimiento de su valor en sí misma. Sabemos que existen espacios sociales en las que el valor de la persona está muy considerado y en otros, en donde, parece que la persona fuese invisible ante los ojos de los demás.
  •  En este análisis, debemos también analizar el término humano, no como sustantivo, sino como adjetivo de la persona. Lo humano le da una condición a la persona, no como especie, sino como condición de humanidad. Así pues, denominar a alguien como persona, estamos afirmando que es una persona que tiene de humanidad. Ello nos permite afirmar de algunas personas, que son más humanas que otras. La condición de humanidad de la persona, dice de los valores que vive, de aquellos valores que nos acrecientan como más humanos. 
  •  La afirmación anterior, nos conduce a la necesidad de pensar en una sociedad que no haga invisible a la persona, por el contrario, la tome en cuenta siempre, en todo espacio y a lo largo de toda su vida. Para lograrlo, es necesario una educación, en el sentido más amplio del término y en el concepto más abarcativo del término, además, que considere a la persona como un valor de la misma manera y como resultado de ello, habrá nuevas familias, que consideren valiosas a todas las personas.
  • Es importante mencionar, que solo somos personas con los demás, y nuestra condición de humanidad, se da solo con los demás, por tanto, cuando hablamos de la importancia y el valor de la persona y su condición de humanidad, este concepto solo cobra sentido, si lo entendemos en relación con los demás. No podemos hablar de persona humana, sin considerar que existimos con los demás, que nos desenvolvemos y nos desarrollamos con los demás.

Ser persona humana en los contextos actuales
  • Permanentemente las personas vamos haciendo valoraciones, ellas tienen que ver precisamente con los valores que empleamos para tomar decisiones. Cada vez que una persona toma una decisión ha hecho uso de valores y a ese proceso lo podemos denominar: valorar. Es imposible tomar decisiones sin emplear algún valor, los valores que empleamos no son siempre humanos o ético o morales, pueden ser estéticos, económicos, utilitarios, religiosos, políticos. Lo real es que vamos colocando en orden de prioridad e importancia personal, cada uno de ellos y según su orden orientan nuestras decisiones. Por ejemplo, cuando un estudiante decide no asistir a clases y prefiere ir al cine o verse con algún amigo o amiga, lo que ha hecho es ponderar las dos situaciones y ha elegido una de ellas. Es probable que la decisión no sea correcta, eso será un análisis posterior, pero en el momento que decide no estar en clases, en ese momento cobró en su proceso de valoración mayor importancia, vale decir, mayor valor el espectáculo cinematográfico o la charla con su amistad.
  • Las valoraciones no son tan sencillas como se describen, son complejas, actúan muchos factores que orientan en un sentido o en otro las decisiones de una persona, no solo tienen una variable, es probable que actúen muchas en simultáneo, sin embrago, es muy probable que una de esas variables (valor del hecho, de la situación, de la persona, del significado) sea la predomine por encima de otras. Decidir por una opción laboral y no por otra pone en juego muchos valores relacionados con la satisfacción profesional o el desarrollo profesional, con la satisfacción económica, con el poder, con la expectativa acumulada, con la necesidad, y en ese proceso valorativo, actúan todas ellas, y generalmente una de ellas empuja la decisión. Los valores que todos poseemos nos ayudan a tomar dicha decisión. Por ahora no se trata de juzgar si la decisión fue o no adecuada, sino de entender, que para cada uno de nosotros los procesos de valoración ocurren y son permanentes a lo largo de toda nuestra vida.

  • Nuestras sociedades en la actualidad se caracterizan sustancialmente, por haber cambiado el orden de los valores. Los valores que hace algunas generaciones eran considerados importantes y fundamentales, hoy son prescindibles y hasta “pasados de moda”. No cabe duda, que también hay mucho de influencia de lo que la sociedad hoy considera importante, y que pasado un tiempo dejará de serlo también.
  • Para citar algunas situaciones, no es muy difícil, darnos cuenta de la gran preocupación que existe hoy en día por el cuidado del cuerpo y la salud. Esta situación denota los avances de la ciencia y la tecnología en materia de salud, prevenir, cuidar, sanar – aunque en verdad, aún no está al alcance de todas las personas – pero también observamos lo grandes trastornos de alimentación ( anorexia y bulimia) vinculados a la percepción del cuerpo y su relación con las exigencias sociales de lo que debe ser estéticamente; tampoco podemos negar la abundancia de centros especializados del cuidado del cuerpo (spas) de gimnasios, productos (vitaminas, adelgazantes, otros), las publicaciones de dietas y fórmulas para el mismo fin. En suma, hay toda una organización de consumo vinculada al cuidado del cuerpo y la salud. ¿Se observaba este comportamiento social cada vez mas generalizado, hace 30 años atrás? La respuesta es negativa. ¿qué ha sucedido? La respuesta se sencilla, las prioridades (valores y valoraciones) han cambiado. Hoy en muchos casos y en  uchas familias, es mucho más importante, que otros valores o han alcanzado el lugar prioritario junto con otros valores.
  • Otro ejemplo, es el vinculado al valor económico (dinero, bienes, riqueza), para muchas sociedades y personas, el logro económico es una prioridad, alcanzar el bienestar material se ubica por encima de otras prioridades, se lucha por ello, se arriesga por ello y se cometen ilícitos para lograrlo. No se trata de juzgar negativamente al dinero y a los bienes, se trata de darles un lugar adecuado, ante otros valores, como los valores éticos o humanos, también llamados universales, según la literatura.
  • La educación, también está envuelta en estos procesos. Queda claro que el propósito de educar es formar mejores personas, que sean más humanas, mejores hijos, padres, profesionales, mejores ciudadanos. La escuela, en consecuencia, sería el mejor espacio para aportar a dicha formación – sin soslayar la importancia de la familia[1] - sin embargo, ante ello cabe preguntarse ¿Qué prioriza la escuela y la educación para la formación de los alumnos? La educación y la formación en las escuelas, reflexionan permanentemente sobre la importancia de tener mejores ciudadano y profesionales, criticamos la formación de autoridades y políticos, pero ¿dónde se formaron? ¿cuál fue el aporte del sistema educativo a la sociedad que tenemos actualmente? No es un tema generacional, es un asunto de propósitos que debemos sostener y defender. ¿La educación es la ciencia que forma personas humanas? Sin duda, la respuesta es sí. La siguiente pregunta es ¿cómo deberá hacerlo? Para no caer en extremos, debemos considerar un punto de equilibrio. Actualmente, no estamos en ese punto. El énfasis social, político y familiar en la educación está colocado en la acumulación, manejo de conocimientos, capacidades, y dominio de competencias – de las que considero que estamos un tanto alejados – y al mismo tiempo deseamos mejores personas, más humanas, pero la dedicación a ese propósito es desproporcional con relación al primero. Creo que hay una contradicción que urge resolver ¿Cómo debe ser la gestión de una institución educativa para equilibrar el propósito cognitivo y el formativo humano?




[1] No debemos perder de vista que quienes forman parte de una familia, también pasaron por el sistema educativo, por lo que podemos afirmar, que, ante un mal sistema educativo, también tendremos familias no tan bien formadas. Eso relieva la importancia de la educación y de la escuela en su rol formativo y humanizante. Una escuela que humaniza, que fortalece la ética t los valores de sus alumnos, está fomentando altas probabilidades de tener mejores familias, autoridades, profesionales.

miércoles, 28 de marzo de 2018

EL VENDEDOR DE SUEÑOS

A propósito de un corto que fue subido en YouTube, de origen argentino, cuyo título es precisamente "El vendedor de sueños", y,  reflexionando sobre el mensaje del mismo, lo asocié con la acción educativa y pedagógica, y naturalmente con la acción cotidiana del maestro y me animé a plasmar estás líneas que desarrollo a continuación.
¿Deberíamos considerar que parte de las funciones de una maestra y de un maestro en su acción pedagógica debería ser la de propiciar que sus alumnos sueñen con un mundo mejor, con una sociedad sin violencia, de una sociedad de respeto a todos, de tener mejores condiciones de vida, con tener una escuela limpia, ordenada, jugar sin violencia, sentir a la justicia como la gran esperanza de todos, pensar en los demás?
La palabra soñar ha caído en el descrédito, afirmar que uno sueña con.... actualmente, se suele asociar, con estar desubicado, ser iluso o algún sinónimo. Hasta hace unas décadas atrás, Martin Luther King, iniciaba un reconocido discurso con la celebre frase"Yo tengo un sueño...." y entonces, a partir de ese aliento a soñar y tener el derecho de hacerlo, muchos deseábamos tener sueños y desear un nuevo estado de cosas, una nueva sociedad, una mejor convivencia social.
Hoy, hablar de ello, desde mi experiencia, no suscita reacciones positivas. Cuando uno se atreve a proponer que se aspire, que se sueñe con un mejor estados de cosas, encuentra con frecuencia un pesimismo y una desvalorización del discurso. Hay una suerte de derrota anticipada. ¿Será que la educación no está ayudando a forjar sueños e ideales?
La educación y la escuela como su más importante espacio de resonancia, han colocado sus preocupaciones en los conocimientos formales (áreas curriculares o materias), y también en los valores (como entidades importantes), pero poco nos dicen cómo incorporarlas y usarlas en nuestras vidas para construir una mejor sociedad. No basta con saber que algo es valioso, si aquello que es valioso no está incorporado en nuestras actitudes y comportamientos cotidianos. Perseguir un sueño, considero que es muy importante, nos invita a trazar metas de vida, abrazar ideales, formas de hacerlo realidad y asumir estilos de vida que ayuden a conseguir esos sueños. Se nos podría ocurrir preguntarnos Pero ¿ hay sueños "bueno" y "malos"?
Pienso en aquellos sueños que se forjan de los valores humanos, éticos, pienso en los sueños que persiguen valores que nos hagan más humanos, que nos permitan crecer en humanidad, en valores que nos permitan una convivencia sin violencias, ni discriminaciones, en valores que nos permitan una vida mucho más vivible. 
Soñar en todo lo mencionado, pienso, es valioso e importante. No concibo una educación que no aliente a pensar en futuro, pensar en futuro es creer en algo por venir, es soñar con los ojos abiertos, sin perder de vista la realidad, pero que siempre anima a perseguir los ideales, los sueños.
¿Hacemos soñar a nuestros alumnos, en qué?

viernes, 23 de febrero de 2018

¿Cuánto tiempo se invierte en el aula?

Mi reflexión no tiene que ver con una cuestión salarial, ni de contratos o asunto administrativos, tiene que ver con el tiempo que transcurre en el aula, en la institución educativa, tiene que ver con el tiempo que transcurre y que forma parte de nuestras vidas, y naturalmente con el tiempo en la vida de nuestros alumnos (niños, adolescentes o adultos). En oportunidades, estamos con ellos 120 minutos semanales, quizá mucho más, quizá años y los vemos crecer, y ellos en la escuela pasando sus días, sus meses, sus años, pasando gran parte de su vida en la escuela ¿Qué debería ocurrir con nuestros alumnos durante tanto tiempo que están allí con nosotros y con otros tantos maestros?
Ciertamente, durante el tiempo que nuestros alumnos pasan en la escuela, se suscitan muchas experiencias previstas y no previstas, conocimientos, aprendizaje de procedimientos, expectativas, prescripciones en su comportamiento, lo que se espera de ellos, y seguro se hacen muchos esfuerzos para ellos. Invertimos mucho tiempo planeando lo que "debería ser" el año escolar o el semestre académico, planeamos acciones  sobre aquellos, que incluso, ni siquiera conocemos, me refiero a los alumnos.
Muchas pienso, que tenemos planeamos solo expectativas y grandes e importantes deseos educativos, pedagógicos, pero, ¿sabemos para quiénes? Recibimos todos los años cientos de alumnos en las escuelas con un baúl cargado de expectativas y prescripciones para ellos, y aún no nos atrevemos a esperarlos y luego planear con ellos. Se dice que se aprende lo que se necesita, se dice que se aprende lo que está ligado a sus motivaciones, que cuando se aprende de esa manera, el aprendizaje tiene significancia para los alumnos. ¿Si nos anticipamos a planear antes de conocerlos en sus intereses, motivaciones, necesidades, expectativas, qué aprendizaje efectivo podemos lograr?
Por otro lado, y volviendo al uso del tiempo en la escuela, me preguntaba ¿Qué deberá suceder en nuestros alumnos durante el tiempo que permanecen en la escuela, en qué se nos va el tiempo? Esto tiene mucho que ver con el planeamiento, porque de manera anticipada ya hemos determinado cómo invertiremos el tiempo con ellos. Hagamos un balance de tiempos por áreas o materias, solo haciendo un balance numérico, nos daremos cuenta, que hemos decidido otorgar desproporcionadamente tiempos arbitrarios a unas áreas más que a otras, y eso es de todos los años y de todas las reformas. 
¿Cuánto tiempo destinamos en nuestra planificación a conocer a nuestros alumnos, en conversar con ellos, en reflexionar con ellos, en ayudarlos a tomar consciencia de sus actos de sus valores, en ayudarlos a reconocer sus procesos de valoración sobre sus vidas, sobre sus estudios, sobre sus roles sociales,en conocerse, es descubrir sus motivaciones personales,  cuánto? 
Es muy probable, que la respuesta de muchos docentes sea: todo el tiempo, eso hacemos todo el tiempo, eso hacemos en las horas de orientación y de tutoría, tal vez sea así. Ojalá sea así. Yo invito a repensar nuestros tiempos, nuestra forma de planear los aprendizajes. Invito a lograr que nuestros alumnos en un año, logren decir para despedirse al culminar el año escolar y de manera espontánea: "muchas gracias maestro por este tiempo con nosotros" 

jueves, 15 de febrero de 2018

¿CUÁNTO VALE UNA VIDA?

La vida vale lo que un sol... (J. Drexler)


Los recientes sucesos en una escuela en USA en dónde se produjo  el asesinato de más de una decena de estudiantes a manos de otro estudiante (que fue expulsado de esa escuela), me genera un reflexión recurrente, ¿cuál es el valor que le damos a la vida? ¿desarrollamos aprendizajes valorativos en la escuela en defensa de la vida en general y de la vida humana en especial? ¿Para quién asume esta responsabilidad de asesinar a otras personas, qué está en juego en sus sentimientos, en su razonamiento?
Insisto mucho y lo hago en muchas de las cosas que escribo, que la esencia de la educación es la formación de las personas para que logren descubrir lo valioso que es SER humano, crecer en humanidad, hacer la educación aporte en el crecimiento humano de la persona.
Nuestras instituciones educativas, suelen priorizar en su distribución de tiempos y elaboración de horarios la "natural" carga curricular en las áreas que asumimos como muy necesarias o básicas, me refiero a las ciencias, matemáticas, lengua, fundamentalmente, no critico su importancia, pero resulta que esa gran dedicación de los sistemas educativos, en esos aspectos, no han salvado la vida de nadie. 
Podemos, por decirlo de alguna manera, saber leer y escribir, calcular, pero no hemos aprendido a valorar nuestras vidas y las de los demás, no hemos aprendido a estar juntos, comprender y valorar nuestras diferencias, apreciar la diversidad, en fin....¿Qué aprendizajes serán necesarios para restar probabilidades que una persona pueda quitar la vida a otra persona, o despreciar la vida? 
Seguiré pensando que,  mientras tengamos sistemas educativos que son una contradicción en si mismos, que esperan por un lado, formar excelentes alumnos en términos de conocimientos y capacidades, tenemos al mismo tiempo en estas mismas instituciones,  una escasa formación ética y valorativa de los alumnos y también docente, con discursos de lunes, campañas y emociones temporales, pero con muy poco desarrollo de la comprensión, de la valoración de lo diverso, de la responsabilidad sobre nuestras vidas y de los demás, una preparación muy débil de la convivencia.
Somos muy críticos con lo que ocurre en la sociedad, los temas de la corrupción, por ejemplo ocupan grandes titulares, y se habla de la corrupción como si se tratase de una persona, es decir, hemos personificado a la corrupción, hablamos de "ella" como nociva, nefasta, en fin, perdiendo de vista que son personas las que encarnan y actúan corruptamente, y hacemos visibles a las personas, entonces podríamos preguntarnos ¿Por qué una persona - con nombre - decide entregar dinero a cambio de favores o de oportunidades? ¿Qué es lo que valora esa persona para actuar de esa manera? ¿Qué aprendió en su familia y en la escuela para restar posibilidades de actuar de esa manera? Creo, que hay que dejar de hablar de cuestiones que son en esencia impersonales pero que al personalizarlas, considero, impedimos que podamos pensar en quién actuar, en quién desarrollar una acción educativa y pedagógica.
Podemos tener nuevas escuelas, mejores currículos, mejores materiales y pueden ser nuestras universidades, institutos, escuelas acreditadas, pero parece que lo son para hacer de mejor manera lo mismo que venimos haciendo hace muchas décadas.
¿Nos atreveremos a hacer una educación diferente, a cambiar de verdad las cosas, pensando fundamentalmente en que la educación cumpla la tarea de formar mejores personas haciendo que cada vez sean más humanas, a hacer que valoren la vida propia y  la de los demás?

miércoles, 5 de julio de 2017

¿QUÉ ES EDUCAR PARA LA VIDA?

Gracias a Pelusa Villanueva
Detrás de esta sencilla pregunta hay dos grandes conceptos muy complejos: la vida y la educación. Me arriesgo a decir por tanto, que la pregunta es desde ya, complicada y su respuesta o respuestas, lo es aún mucho más.
¿Qué es la vida? y en ese marco qué será educar. trataré de ordenarme en mis ideas y en intentar reflexionar sobre la interrogante y sus posibles respuestas.
Creo que lo primero que podríamos responder sobre qué es educar para la vida, tiene que ver con comprender precisamente qué es la vida. Educar para la vida será contribuir a desarrollar la reflexión y la comprensión de qué es la vida misma. Como conglomerado humano, es muy necesario que la educación como sistema y como conjunto de acciones que educan, logren desarrollar en los niños, adolescentes y en la sociedad el sentido de la vida, de descubrir qué es, qué finalidad, por qué y para qué es la vida. Educar para la vida es que todos podamos comprender ese sentido y propósito de vivir individual y colectivamente.
Desde esta última idea cuelgo otra, vivir juntos. Educar para la vida, no puede reducirse a comprender el sentido y propósito de la vida, sino que también no conduce a la comprensión de vivir juntos, como comunidad, como colectividad. La vida también se debe comprender con el otro, con nuestro alter. Desarrollar la comprensión para estar juntos, desarrollar las capacidades para convivir, comprender nuestra diversidad y nuestras diferencias. Esto quiere decir, que comprender a los demás para poder tener una convivencia humana y humanizante, es también entender, aceptar y valorar que no somos iguales, que nos reconocemos distintos y que no tenemos por que ser igual a los demás. Tenemos lazos que nos unen pero también en medio de esos lazos, hay características singulares y que matizan a la humanidad. Entonces, una primera respuesta a mi pregunta inicial, puede ser que educar para la vida, es comprenderla en sí misma y que esta comprensión nos conduzca a la comprensión también de la convivencia.
Educar para la vida, también tiene que ver con el conocimiento de sí mismo y en el desarrollo de mecanismos para su autorregulación. Desde allí reconocer sus intenciones, propósitos, valores y valoraciones, decisiones, motivaciones e intereses entre otros aspectos de la vida interior y que nos permiten vincularnos con la vida externa, vincularnos , otra vez, con los demás.
Tal vez, si la educación, la familia y la sociedad tuviesen como objetivos  formar a niños y adolescentes en estos dos aspectos: la comprensión y el conocimiento de sí mismo, nos estaríamos aproximando a encontrar el perdido sentido a la vida y quizá encontrar muchas respuestas a qué es la vida.
¿Será esto educar para vida? ¿Qué otras respuestas podrías ofrecer al respecto?

Acerca del currículo...nuevamente en la reflexión

Imagen pertenece a Foro Educativo (2019) Primera Parte Tal vez sea importante empezar afirmando que el currículo es un instrumento important...