Mi reflexión no tiene que ver con una cuestión salarial, ni de contratos o asunto administrativos, tiene que ver con el tiempo que transcurre en el aula, en la institución educativa, tiene que ver con el tiempo que transcurre y que forma parte de nuestras vidas, y naturalmente con el tiempo en la vida de nuestros alumnos (niños, adolescentes o adultos). En oportunidades, estamos con ellos 120 minutos semanales, quizá mucho más, quizá años y los vemos crecer, y ellos en la escuela pasando sus días, sus meses, sus años, pasando gran parte de su vida en la escuela ¿Qué debería ocurrir con nuestros alumnos durante tanto tiempo que están allí con nosotros y con otros tantos maestros?
Ciertamente, durante el tiempo que nuestros alumnos pasan en la escuela, se suscitan muchas experiencias previstas y no previstas, conocimientos, aprendizaje de procedimientos, expectativas, prescripciones en su comportamiento, lo que se espera de ellos, y seguro se hacen muchos esfuerzos para ellos. Invertimos mucho tiempo planeando lo que "debería ser" el año escolar o el semestre académico, planeamos acciones sobre aquellos, que incluso, ni siquiera conocemos, me refiero a los alumnos.
Muchas pienso, que tenemos planeamos solo expectativas y grandes e importantes deseos educativos, pedagógicos, pero, ¿sabemos para quiénes? Recibimos todos los años cientos de alumnos en las escuelas con un baúl cargado de expectativas y prescripciones para ellos, y aún no nos atrevemos a esperarlos y luego planear con ellos. Se dice que se aprende lo que se necesita, se dice que se aprende lo que está ligado a sus motivaciones, que cuando se aprende de esa manera, el aprendizaje tiene significancia para los alumnos. ¿Si nos anticipamos a planear antes de conocerlos en sus intereses, motivaciones, necesidades, expectativas, qué aprendizaje efectivo podemos lograr?
Por otro lado, y volviendo al uso del tiempo en la escuela, me preguntaba ¿Qué deberá suceder en nuestros alumnos durante el tiempo que permanecen en la escuela, en qué se nos va el tiempo? Esto tiene mucho que ver con el planeamiento, porque de manera anticipada ya hemos determinado cómo invertiremos el tiempo con ellos. Hagamos un balance de tiempos por áreas o materias, solo haciendo un balance numérico, nos daremos cuenta, que hemos decidido otorgar desproporcionadamente tiempos arbitrarios a unas áreas más que a otras, y eso es de todos los años y de todas las reformas.
¿Cuánto tiempo destinamos en nuestra planificación a conocer a nuestros alumnos, en conversar con ellos, en reflexionar con ellos, en ayudarlos a tomar consciencia de sus actos de sus valores, en ayudarlos a reconocer sus procesos de valoración sobre sus vidas, sobre sus estudios, sobre sus roles sociales,en conocerse, es descubrir sus motivaciones personales, cuánto?
Es muy probable, que la respuesta de muchos docentes sea: todo el tiempo, eso hacemos todo el tiempo, eso hacemos en las horas de orientación y de tutoría, tal vez sea así. Ojalá sea así. Yo invito a repensar nuestros tiempos, nuestra forma de planear los aprendizajes. Invito a lograr que nuestros alumnos en un año, logren decir para despedirse al culminar el año escolar y de manera espontánea: "muchas gracias maestro por este tiempo con nosotros"
Estimado profesor Cesar, yo propondría que dada la coyuntura, los primeros días de clase se usen para conversar, analizar, reflexionar con los estudiantes los aspectos relacionados a la corrupción y el terrible daño que nos hace a la sociedad, a la cultura, a la economía, a la moral, etc., desde las diferentes áreas curriculares. Es preciso que cada docente reflexione sobre ello y empecemos creando conciencia y compromiso desde el inicio del año escolar, material para ello hay abundante.
ResponderEliminarDe acuerdo Hegel, agregaría que esa actitud no debe ser coyuntural. La actitud del dcoente en su acción pedagógica debe dar oportunidad, siempre, al conocimiento de sus alumnos, a contribuir a su crecimiento personal. Gracias por tu aporte
EliminarBuenas tardes profesor Cesar, en mi opinión, para conocer sus intereses, expectativas y necesidades del alumno se requiere un determinado tiempo de periodo escolar; por tal sentido a mediados del año escolar se debe separar a los alumnos por áreas y materias acorde a sus expectativas, de esta forma se va obtener un mejor planeamiento, porque se va a conocer sus valores mediante un proceso (aproximadamente el primer medio año de estudio), el cual llevara a identificar al docente sus motivaciones personales del alumno.
ResponderEliminarGracias Jesús por tu ideas y aportes. Es una forma, sin mebrago, lo que intento decir es que el conocimiento de nuestros alumnos, no es para un momento o una etapa de la planificación, sino permanente y que es muy importante priorizar nuestras metas y objetivos en función a su conocimiento y no solo al desarrollo programático de una materia o área curricular. Gracias
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ResponderEliminar"A lo que dedicamos más tiempo es a lo que realmente nos importa" y en este caso como maestros debemos diferenciar qué es lo importante de lo urgente , para el estudiante y decidir a qué se le dedica más tiempo en el aula.
ResponderEliminarDesde esta perspectiva, considero que se le debe dedicar más tiempo a escuchar al estudiante y a brindarle una retroalimentación oportuna sobre su aprendizaje y para ello entra en juego una adecuada planificación de las estrategias de enseñanza-aprendizaje, tal como lo afirmas en el artículo.
De acuerdo Elisa, esa es la idea, preguntarnos, reflexionar sobre nuestra práctica para poder distinguir, como bien dices, lo urgente de lo importante. Tengo la esperanza que lo vayamos comprendiendo y nuestras acciones pedagógicas vayan recobrando el centro en la persona del alumno. Gracias
EliminarEse es el ideal y claramente el MINEDU tuvo esa intención en el ultimo currículo mal hecho por cierto. Revisando el propósito de la terminología "desempeño" en el último currículo el motivo principal que utilizan este sistema de evaluación es para que el docente pueda individualizar cada objetivo, meta y competencia de sus alumnos. Pero claramente los docentes no tienen el tiempo para hacerlo ni han recibido la capacitación adecuada para poder ponerlo en practica en el aula.
EliminarSolo me quedo con estas preguntas. ¿El docente sabe reflexionar? ¿ Hace preguntas de reflexión? ¿El docente incluye al alumno en acciones de reflexión ?¿ Nuestros docentes tienen el tiempo y la competencia para generar análisis critico?¿ Saben nuestros docentes como manejar esa información individualizada?¿ Tienen los instrumentos para ejecutarlo en el aula?
Buen día Laura!!! precisamente hacia eso debemos apuntar, propiciar la reflexión del docente en su quehacer, qué es lo que debe priorizar. No tenía la intención de relacionar mi reflexión con el currículo, no obstante, me alegra que haya aportado a esa reflexión. Mi mensaje en esencia es que nos preguntemos si el tiempo que empleamos en el aula, está orientado al desarrollo de un programa (cualquiera sea el currículo) o si el tiempo debería estar empleado en ayudar a que nuestros alumnos reflexionen sobre la vida misma, sobre los hechos, sobre sus propios estudios, sus actitudes, creencias, valores, desafío de la vida, antes que angustiarse por no avanzar determinados contenidos en su programación. Ciertamente, que se requiere trabajar en el desarrollo de capacidades reflexivas: en la formación inicial de los futuros docentes, pero necesariamente desde la infancia. No hay que esperar ser "adultos" para reflexionar, lo debemos trabajar desde nuestros niños de inicial, que sea esta una tarea que acompañe toda la educación básica de nuestros alumnos. Muchas gracias Laura por tu aportes y comentarios.
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