viernes, 9 de octubre de 2009

¿FORMAR EN VALORES O FORMACIÓN ÉTICA?


“Nadie logra elevar a otro a su propio nivel a no ser que él
Descienda al nivel del otro.” Epist. 11,4 San Agustín

La presente reflexión es un intento conceptual que quiere ser al mismo tiempo práctico en su lectura y de posible aplicación, cumplir con esta exigencia es sin duda una tarea difícil, tomando en cuenta la naturaleza del tema en cuestión. El tema de los valores cuyas raíces se desprenden de la filosofía nos conduce por caminos que en ocasiones puede llegar a confundirnos con relación a nuestros pensamientos y creencias, sin embargo, es necesario reflexionar, ya que esta es la herramienta por excelencia del ser humano, dejar se hacerlo es como negar nuestra propia existencia. Como educadores se hace necesario no sólo ser magníficos didactas o metodológos, sino que también tenemos que hacer producir nuestros pensamientos a través de la reflexión. Esta es una invitación a reflexionar y pensar sobre la importancia de formar en valores a nuestros estudiantes y una propuesta de cómo hacerlo.
I. ¿Por qué formar en valores hoy?
En los últimos 30 años como idea de tiempo atrás y con relativa exactitud, encontramos con mayor frecuencia la presencia de un tema de siempre: los valores y a su lado lo ético, lo moral y la educación de todos ellos. Es común ver a nuestras escuelas de todo tipo y dimensión como ofertan una educación que dice ser diferente a las demás, porque ellos anuncian con grandes carteles “que educan en valores”, esto no sólo se observa en Lima y está ampliamente difundido en todo nuestro País, se lee en Huancavelica, en Ayacucho, en Andahuaylas, así como en Arequipa, Trujillo, Iquitos; es decir, da la impresión que educar de esa “forma” resulta ventajoso e importante para padres y para las mismas instituciones, ¿Por qué?. Detengámonos unos instantes en analizar qué esta sucediendo. En los siguientes párrafos encontraremos algunas razones que así lo explican:
a. Problemática en contexto Mundial: es importante analizar que aunque muchas veces nuestras preocupaciones están centradas en nuestros estudiantes y en nuestras instituciones educativas, como personas y como País vivimos dentro de un contexto mundial que marca de manera permanente una significativa influencia sobre nuestros comportamientos individuales y sobre los comportamientos de las sociedades y grupos humanos.
i. Globalización: mucho se ha hablado al respecto, históricamente se dice que la globalización para nuestro continente se inicia con el Descubrimiento de América, a partir de ese momento, la influencia de un mundo culturalmente distinto se hace frecuente y se hace poderoso. En apenas medio siglo después ya se usaba otro tipo de vestimenta, un idioma distinto, formas de vivir los valores de manera distinta de las originales antes de esta penetración cultural. Para muchos se atropella un mundo y una cosmovisión que para los Europeos era ininteligible, lo mismo que nuestros pobladores originarios de América. Este fenómeno ha ido variando en sus formas pero sobre todo hoy en día ha variado en la velocidad de sus medios. Antes se tardaban meses para que la influencia llegara hasta estas tierras americanas hoy en día no tarda más que sólo segundos. Hoy la globalización no se circunscribe a un afán expansionista territorial, sino a un afán expansionista económico, comercial, cultural, moral. Este intercambio cada vez más rápido y abundante, es un intercambio desigual, porque no se da en equidad de condiciones. Son predominantemente algunas naciones poderosas económicamente quienes ejercen y aprovechan este fenómeno, mientras que los países menos poderosos económicamente poco o nada pueden hacer, son sujetos pasivos de esta avalancha destruyendo sus identidades. La globalización es un fenómeno real, pero con un sentido unilateral y con pocas probabilidades de ser justo y equitativo. Se manifiesta en todas las esferas del desarrollo: economía, educación, comercio, moral, etc. A partir de esta breve descripción podemos llegar a la conclusión entonces que la globalización es un factor influyente que gravita sobre nuestros esquemas de pensamiento, sobre nuestra forma de pensar lo humano y por supuesto sobre nuestra forma de pensar la educación que vivimos y que desarrollamos. La influencia de lo que ocurre en el mundo es algo que nos afecta y cada vez con mayor rapidez por los medios que existen hoy en día.
ii. Postmodernidad: La postmodernidad surge a partir del momento en que el occidente toma conciencia de que lo moderno ya no es válido, la modernidad se basa en la idea o ilusión del progreso a partir, sobre todo, de las posibilidades de la ciencia y la técnica. Este proyecto se viene a abajo con las dos guerras mundiales... No sólo se rechaza un tipo de pensamiento, sino un estilo de vida. De acuerdo a A. Simons sj (2000) señalaremos los siguientes rasgos:

  • Esta época se caracteriza por un desencanto o decepción respecto de la razón, la razón como pensamiento fuerza se ha ido abandonando para ir cayendo en una visión pragmática y utilitarista no en beneficio de la humanidad sino en perjuicio de ella. Instrumentalizando al ser humano.
  • El pensamiento es débil, vale decir sin ideas que den fuerza a la humanidad, que alimenten un motivo, un ideal de esperanza.
  • Declara el fin de las utopías, las ideas de cambio que surgieron en la modernidad y que fracasaron como proyecto, han generado un desaliento y descrédito, hoy no se cree en utopías, en nobles ideales, en alcanzar la justicia, la igualdad o la fraternidad. No es de valor ni tampoco es juzgado como valioso el hecho de perseguir y construir la honradez, pocos creen en ella, resulta más sencillo y más creíble tomar al robo y el soborno como valor común.
  • La historia pierde sentido, se pierde el horizonte, no hay visión de futuro, el pasado no es “útil” no nos sirve, resulta valioso vivir el presente, el futuro “ya se verá”; En el plano social no interesa hacer conexiones entre los acontecimientos, lo importante es vivirlos para bien o para mal, no nos une nada, somos países sin naciones.
  • Se busca la inmediatez del presente, el pensamiento de fruición domina la escena del hombre, el “aquí y ahora” hay que disfrutar los momentos de la vida “mañana puedo estar muerto”, la felicidad no es una construcción, menos un ideal, sólo son situaciones presentes y se ha reducido a lo que el placer o el bienestar inmediato nos proporciona.
  • Es el tiempo del Yo, las sociedades y el hombre, giran en torno a cómo se hace éste mejor y cómo puede disfrutar mejor, es el tiempo del cuidado del Yo, de las dietas, de los ejercicios, de la meditación, de los gimnasios, de la autorrealización, pero sin una visión de futuro social, sino intimista, es la época del crecimiento del Yo individual, dejando del lado el Yo colectivo.
  • Se vive de consensos blandos, temporales, nada es para siempre, “porque todo puede terminar mañana”, por lo tanto es fácil de renunciar a ellos, además que siempre se anda pensando en uno y no en los demás. Esto último hace más sencilla la tarea de disolver acuerdos. Se puede hablar de una ética débil o diría más bien de la moralidad débil.

¿Qué tanto de estas características están presentes en nuestras vidas, en nuestra manera de educar, en nuestra forma de ser y de los demás?

Acerca del currículo...nuevamente en la reflexión

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