La Propuesta de Formación Ética surge a partir del Programa Nacional de Emergencia Educativa (2004). Uno de los ejes de este programa es la atención a la crisis ético moral que vive la sociedad. En los últimos veinticinco años los acontecimientos políticos y sociales que ha vivido nuestro país, han puesto de manifiesto la profunda confusión ético-valorativa de los ciudadanos, especialmente de aquellos que tienen acceso al poder. Por ejemplo, los años de violencia política vivida en el país atentaron contra la dignidad humana, el desarrollo social y los derechos fundamentales de miles de peruanos. Esto ha traído efectos negativos en el desarrollo personal y moral; en la actualidad predomina una visión individualista de la vida, desarraigada de sus orígenes y lazos comunitarios. Las personas son, muchas veces, indiferentes al sufrimiento del otro, tienen poca fe en las instituciones sociales y no se encuentran motivadas para la participación política y social.
La crisis en el campo ético moral no es sólo una “pérdida de valores”, ya que la ética no es un conjunto de valores o virtudes que en algún momento las personas tuvieron y que han perdido y necesitan recuperar. La formación ética no es simplemente la adquisición de las normas sociales o culturales, ni la clarificación individual de los gustos o preferencias de cada persona, sino un proceso de desarrollo de las capacidades de reflexión, razonamiento, empatía, toma de perspectiva y resolución de problemas, y de las habilidades necesarias para hacer elecciones autónomas. Interesa formar ciudadanos, personas capaces de reconocer lo justo sobre lo injusto, de ponerse en el lugar del otro para reconocer su dignidad como ser humano, y de elegir el mejor curso de acción a seguir en situaciones potenciales de conflicto.
La formación ética consiste en aportar las condiciones necesarias para que los estudiantes logren una madurez tanto en su capacidad de razonar, como en el manejo de sus emociones, con la finalidad de desarrollar una conciencia ética que permita dar coherencia a sus pensamientos y acciones. Se trata de una educación que apunta a desarrollar las capacidades de juicio y discernimiento, así como la empatía y la habilidad de ver y entender el punto de vista del otro, en lugar de una educación que simplemente instruya a los estudiantes sobre normas y convenciones sociales.
Muchas veces la formación ética se ha dejado al sentido común y a la iniciativa ocasional de cada docente. Sin embargo, aunque todos los profesores son educadores éticos, y todas las áreas curriculares son espacios para esta formación, para ella hace falta mucho más que la buena voluntad. Adicionalmente, no basta los aprendizajes en el aula, sino que el desarrollo moral de los estudiantes deben darse en otros espacios más allá de la escuela.
La formación ética demanda de nosotros, hoy más que nunca, referentes claros, una preparación específica de los docentes en el tema y un compromiso de todos los actores e instituciones. Requiere claridad en los fundamentos conceptuales y pedagógicos que nutren y dan vida a las propuestas educativas, a la vez que un proceso de reflexión continúa que tenga como mira constante orientar los actos hacia fines y valores compartidos, que resguarden la dignidad humana, la vida y el bien común.
Muchas veces la formación ética se ha dejado al sentido común y a la iniciativa ocasional de cada docente. Sin embargo, aunque todos los profesores son educadores éticos, y todas las áreas curriculares son espacios para esta formación, para ella hace falta mucho más que la buena voluntad. Adicionalmente, no basta los aprendizajes en el aula, sino que el desarrollo moral de los estudiantes deben darse en otros espacios más allá de la escuela.
La formación ética demanda de nosotros, hoy más que nunca, referentes claros, una preparación específica de los docentes en el tema y un compromiso de todos los actores e instituciones. Requiere claridad en los fundamentos conceptuales y pedagógicos que nutren y dan vida a las propuestas educativas, a la vez que un proceso de reflexión continúa que tenga como mira constante orientar los actos hacia fines y valores compartidos, que resguarden la dignidad humana, la vida y el bien común.
La Propuesta asume que las personas crecen éticamente. Todos los seres humanos tienen el potencial de desarrollarse como personas morales. Los niños, niñas y adolescentes, aunque no tienen conceptos éticos plenamente desarrollados, se hacen preguntas sobre el fin último de las cosas, cuestionan la realidad en la que viven y están siempre atentos y en búsqueda de respuestas para cada una de sus interrogantes. Entonces, el desarrollo ético es una progresión hacia una cada vez más elaborada capacidad de hacerse preguntas sobre el sentido de la vida y las normas de convivencia, así como de esbozar y poner en práctica respuestas para ellas.
Parte de este crecimiento ético es la capacidad de evaluar situaciones y emitir juicios sobre ellas, distinguiendo lo correcto de lo incorrecto desde el punto de vista moral. A esto se le denomina desarrollo del pensamiento moral. Desde muy pequeños, los niños diferencian lo bueno y lo malo; más adelante comprenden la importancia de los amigos y el grupo social y comienzan a entender el sentido de la armonía y la convivencia y l significado de los compromisos Luego extienden esta comprensión hacia toda la sociedad y asumen el sentido de las normas y leyes sociales. Ya adultas, las personas son capaces de interrogarse sobre distintas formas de organización social, deliberar sobre problemas y conflictos éticos y tomar acuerdos que resguarden un punto de vista de valores o principios éticos universales. (Valores para un país democrático: PROPUESTA DE FORMACIÓN ÉTICA. Comisión Pedagógica de Formación Ética del Ministerio de Educación del Perú, 2005)
LA FORMACIÓN ÉTICA DOCENTE
En toda esta reflexión hemos aludido al rol del docente en cada uno de los aspectos abordados y tenemos que concluir pensando en los docentes haciendo una reflexión acerca del Documento de la PREAL, N° 41, Julio 2008. De Michael Barber, Mona Mourshed. Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos. En el citado documento se afirma que: Los sistemas educativos con más alto desempeño atraen en forma constante gente más capacitada a la carrera docente, lo que lleva a su vez a mejores resultados académicos. Esto se logra por medio de un ingreso a la capacitación docente altamente selectivo, procesos efectivos de selección de los aspirantes más apropiados y buenos salarios iniciales (aunque no extraordinarios). Con estas premisas se eleva el estatus de la profesión, lo que facilita la atracción de candidatos aún mejores.
La propuesta de formar éticamente a nuestros docentes no es una utopía más, es la certeza que el gran cambio en educación y la transformación social de nuestros pueblos nace del docente y vuelve a él.
De una vez y por todas tomemos la decisión de fortalecer la formación docente inicial y en servicio, y busquemos además las herramientas normativas que garanticen que una propuesta tan importante como la formación ética sea sostenible en el tiempo y por encima de los cambios de administraciones y gobiernos.
La gran transformación de nuestros pueblos viene de una educación de calidad con equidad, pensada en los hijos del pueblo, en las poblaciones menos favorecidas, excluidas y postergadas históricamente, por todos y todas ellas, es imperativo desarrollar y aplicar la propuesta de formación ética de los docentes.
B.